Estos días hemos podido conocer las diferentes posturas en relación a un proyecto considerado de interés insular y general para emplazar en suelo rústico la “Ciudad del Cine”. El asunto se basa en la posibilidad de implantar en suelos rústicos sin especial protección ambiental este tipo de actuaciones.

¿Se debe o se puede hacer Dreamland en Fuerteventura?

El asunto no es sencillo. En el debate de los medios se plantean cuestiones sobre si en ese sitio se “puede” implantar una industria de ese tipo o es si se “debe” instalar ahí. Muchos matices distorsionan el debate (política, oportunidad, rapidez de su aprobación, cercanía al Parque Natural, el paisaje, interés insular, generación de empleo,…) y se alejan en cierta medida de un juicio técnico-jurídico normal. Valores como “el paisaje”, “desarrollo sostenible” “utilización racional” “interés insular” etc…, son indeterminados en cuanto a su significado literal por lo que el juicio de interpretar la norma se complica ya que no hay definiciones comunes a todas las personas sobre estos conceptos. Y como no hay normas técnicas de planeamiento, la incertidumbre es todavía mayor.

La indeterminación de los suelos rústicos en Canarias

Sí es cierto que hay suelos reglados, como los urbanos, en los que no deberían caber interpretaciones sobre qué se puede hacer o no hacer y hay otros, como los rústicos, en los que, por su naturaleza, se deja la puerta abierta a realizar valoraciones a pesar de estar inicialmente regulados.

El suelo es un bien escaso en Canarias

Las islas, tienen de inicio un hándicap que no es otro que la escasez de suelo y por ello es obligatorio que existan normas que aseguren y ordenen todos esos intereses legítimos, públicos y privados de un modo racional y sostenible.

Y como no se puede proteger todo el suelo ni se puede edificar en todo el suelo como es fácil de entender, la norma busca un difícil equilibrio entre facilitar la actividad económica y social y en paralelo, la protección y conservación de espacios y suelos valiosos, o bien por sus valores naturales o bien para asegurar la sostenibilidad del desarrollo.

El Planeamiento y las clases de Suelos

Será el Planeamiento insular o municipal que se aprueba por las Administraciones Públicas, el que, atendiendo a las reglas y principios de las Leyes con incidencia en el territorio, ordene esos suelos y establezca cuáles serán protegidos y cuáles podrán desarrollarse, en forma inmediata o en un futuro, qué usos podrán asignarse y todos los elementos que nos hagan comprender qué es lo que se puede y no se puede hacer.

Los suelos se clasifican en urbanos, urbanizables y rústicos, que resumidamente se podrían explicar en los suelos ya transformados en los que la realidad de lo ya ejecutado se impone al planeamiento; los que excepcionalmente se podrán transformar en el futuro y los que serán rústicos y en los que los usos racionales serán limitados atendiendo a los valores de éstos. Y en esa regulación, se establecerán los derechos y obligaciones de sus propietarios.

Si uno acude al Planeamiento, en teoría, podrá saber con claridad qué es lo que se puede o no se puede hacer. Parece sencillo ¿no?

Pues tristemente no es así de sencillo. Debería serlo porque las normas urbanísticas no son un fin en sí mismas sino que buscan facilitar la comprensión al administrado, pero es claro que no lo han conseguido.

Fuera de las discusiones políticas que en muchos casos añaden más incomprensión al Urbanismo, la complejidad de las leyes y el planeamiento en Canarias, su falta de claridad, la gran cantidad de ellas, hacen que este conjunto normativo sea confuso y genere dudas o exija un profundo estudio.

El suelo y el Urbanismo en Fuerteventura exige un conocimiento muy especializado

Es importante explicar con sencillez y ofrecer una seguridad jurídica al administrado para que conozca sus derechos y obligaciones y comprenda la regulación de los suelos. No hacerlo puede llevarte a cometer decisiones irreversibles. En LAJARES LAW OFFICES, como expertos en Urbanismo, podemos asesorarte con claridad, rigor y profesionalidad.

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César Glez Zarza